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En tus manos hay una verdadera rehén, con la que puedes hacer cualquier cosa, complacerla, amarla, llevarla a la locura, y lo más importante, no te olvides de discutir previamente el límite aceptable, para que ella no quiera huir de ti. El hombre se coloca con los pies a la anchura de los hombros. La pareja femenina se coloca de espaldas a él, las piernas están ligeramente separadas y dobladas en las rodillas, el cuerpo está inclinado hacia delante, las manos se llevan a la espalda. La pareja masculina toma con sus manos las muñecas de la mujer y la penetra por detrás. Esta posición será apreciada por los hombres a los que les gusta dominar, si a la mujer no le importa, por qué no.
La guardia de la prisión es la mejor
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