Realmente no importa dónde tener sexo. La cama y el sofá son cómodos, pero la mesa también está bien. El placer que se obtiene vale cualquier inconveniente temporal. El hombre se sienta en el borde de la mesa, dobla las piernas por las rodillas, las separa ampliamente y las cuelga del tablero. La mujer se sienta sobre su pene y toma el volante. En la posición de Vaquera sobre la mesa la mujer es la que escribe las reglas. Ella marca la velocidad y el ritmo y la pareja masculina sólo la ayuda moviendo las caderas para penetrar más profundamente y sentir el placer. La mujer pone una de sus manos en su nalga. Ella rodea el cuello de él con su segundo brazo. Él puede acariciar sus nalgas con la palma de la mano, besar su cuello y sus pechos. Él pone su mano libre en el tablero de la mesa, detrás de su espalda, para estabilizar su cuerpo.
